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23 Porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza y salvador del cuerpo, que es la Iglesia. 24 Si, pues, la Iglesia es dócil a Cristo, séanlo también, y sin reserva alguna, las mujeres a sus maridos.

25 Vosotros, los maridos, amad a vuestras mujeres, como Cristo amó a la Iglesia. Por ella entregó su vida

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